Entrevista Marina Carrasco: “Las personas han padecido tantas otras cosas que yo digo que en ese sentido tuvimos suerte”

Entrevista Marina Carrasco: “Las personas han padecido tantas otras cosas que yo digo que en ese sentido tuvimos suerte”

En una casa de adobe en el antiguo barrio Matta, en la comuna de Santiago, nos recibe Marina Carrasco, beneficiaria hace seis años del Programa Red Local de Apoyos y Cuidados. Ella es la cuidadora principal de su tía Julia Astorga, quien recientemente cumplió 100 años y se encuentra en situación de dependencia severa.  

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, Marina quiso compartir su experiencia y traer a la memoria las consecuencias de esa fatídica fecha para ella y su familia, porque asegura que hay aún “personas que no han querido reconocer nada de lo que vivimos y eso es dificilísimo. Las personas que vivieron en esa época están falleciendo y es necesario educar a la juventud, la gente no quiere acceder a participar o a organizarse, porque con todo esto que paso se perdió la coordinación y eso hay que reactivarlo”.

En los años ’60 Marina junto a sus dos hermanas quedaron huérfanas, primero murió su padre y al poco tiempo su madre enfermó y también falleció, ella era la mayor y había cumplido 13 años, su hermana del medio, Nelly, tenía 7 años y la menor, Nadia, solo tenía 3 años, por lo que el hermano de su madre, Eduardo Guerra, esposo de la tía Julia, asumió el cuidado de las niñas. Desde esa fecha ya han pasado 62 años.

Eduardo Guerra, quien falleció en 2022, era un reconocido sindicalista miembro del Partido Comunista que ya había sido perseguido durante el gobierno de Gabriel González Videla y en 1973 no fue diferente. “Al otro día del golpe, el 12 de septiembre, a nosotros nos allanaron. Vivíamos en la esquina de San Francisco con Copiapó y nos sacaron a la calle, nos tiraron al suelo e hicieron simulacro de balas, fue muy duro porque nos sacaron a culatazos para afuera y nos pegaban. Por eso él (su tío) nos mandó junto a su señora donde un familiar en Lampa, estuvimos 6 meses allá porque él tenía miedo de que nos pasara algo”, recuerda Marina.

Y afirma que el año 1976 fue el más duro para su familia. Recuerda que en esos años la DINA realizó una “operación rastrillo” en el barrio. “Se llevaron a muchos amigos y desde la casa se llevaron a mi tío y a mi hermana (Nelly) a Londres 38 como a las 5 de la mañana y ahí estuvieron como 4 o 5 días detenidos. Yo los empecé a buscar por todos lados y no los encontraba. Afortunadamente, fuera de interrogarlos y tenerlos con la vista vendada no les hicieron nada más. Esa fue una suerte porque después de que las personas han padecido tantas otras cosas, yo digo que en ese sentido tuvimos suerte”.

Al tío Eduardo y a Nelly los fueron a dejar con la vista vendada en las cercanías de su hogar, pero en ese momento comenzó una persecución que se extendió por varios años. “Después tuvimos que empezar a vivir asustados porque nos estaban siguiendo. Yo estudiaba en el Liceo Hispanoamericano y me seguían desde el colegio hasta mi casa. Así que nos tuvimos que cambiar a esta casa a escondidas, de noche. Fue tan así que después de un tiempo nos encontramos con un amigo del barrio que también tenía los mismos ideales que nosotros y nos dice: ‘uy chiquillas hace tiempo que no las veo’ y le decimos: ‘sí, es que ya no salimos para la calle’ y en verdad era porque ya no vivíamos ahí, eso fue muy duro porque con los años hubo que trabajar en clandestinidad, pasando sustos”, afirma.

“Trabaje 13 años en el Registro Civil como perita dactiloscópica y en ese tiempo la CNI iba para allá a investigar fichas, entonces uno tenía temor por los compañeros. Había que estar callada todo el día y por años no tenía amistad con la gente por el temor que había. Al final uno no tenía amistades ni en el trabajo ni en el barrio porque uno no sabía quién vivía al lado. Fueron años muy difíciles”, sostiene.

Además de su militancia, Eduardo Guerra fue un talentoso mueblista que construyó una decena de obras por encargo de los artistas de la colección de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad III) en 1972. Sus obras desaparecieron durante la dictadura, pero él guardó los planos y en 2018 los donó al Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), que actualmente ocupa el edificio. 

El GAM realizó posteriormente un reconocimiento a la trayectoria de Eduardo Guerra y en 2019 realizaron una entrevista donde el recordaba: “yo tenía mucha experiencia en esconder cosas en el tiempo de González Videla así que escondí todas las cosas que pudieran tener culpabilidad. Enterré todo debajo del piso. Se subieron hasta el techo de la casa buscando cosas, pero no encontraron nada”.

En esa oportunidad, Eduardo se refirió además a su situación familiar. “Me tuve que venir a Santiago porque murió el marido de mi hermana y después murió mi hermana, dejó tres hijas y me hice cargo yo de ellas y todavía estoy con ellas, ellas me cuidan ahora, es al revés ahora”, manifestó.

Revisa la entrevista completa a Eduardo Guerra en este link

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