Frente a la soledad, una política de Estado: comienza a implementarse Chile Cuida
Mientras Camila le cambiaba los pañales a su mamá, afectada por un cáncer, su hijo de 10 años le pedía que le enseñara a hacerlo para cuando ella envejezca o se enferme.
Isabel visita a su papá todos los días, porque después de 20 años de diálisis ha bajado de peso y se siente solo y cansado.
Carmen cuidó a su mamá afectada por un ACV por más de un año mientras atendía a Antonio, su hijo con síndrome de Down.
En nuestro país más de un millón de familias viven realidades como estas. Muchas veces son experiencias repentinas, impensadas e imposibles de prever, haciendo visible la fragilidad de la vida y la necesidad de contar unos con otros para cuidarnos.
Un trabajo no remunerado
En estas circunstancias, las familias chilenas normalmente activan una respuesta inmediata buscando apoyo en familiares, amigos, vecinos. Y cuando las redes no existen, resuelven modificando sus proyectos de vida.
La mayor parte de las veces son las mujeres quienes cargan con esta decisión y las que, al mismo tiempo, se hacen cargo de la persona que requiere cuidados.
Quienes en ese proceso se transforman en personas cuidadoras terminan modificando todos los aspectos de sus vidas para lograr compatibilizar sus vidas personales con las tareas del hogar y las nuevas labores de cuidado.
Esta realidad es muy generalizada y así lo demuestran también los datos. A junio de este año se han identificado 114.228 personas cuidadoras no remuneradas en el Registro Social de Hogares, de las cuales un 87% son mujeres y un 69% tiene entre 18 y 60 años. Un 76% de los hogares con personas cuidadoras está por debajo del 40% más vulnerable del país, mientras que esa cifra a nivel nacional es de 56%.
Chile Cuida, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados
Los cuidados son un problema social de gran magnitud que se deben atender de manera urgente y, por cierto, deben ir acompañados de estrategias para prevenir la dependencia y promover la autonomía de un país que tiene una tasa acelerada de envejecimiento.
Ese es el sentido de Chile Cuida, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados anunciado por el Presidente en la cuenta pública pasada y que ya comienza a implementarse en las comunas del país.
El corazón de Chile Cuida busca que el Estado responda con fuerza, de manera expedita y coordinada a las necesidades y urgencias de las familias. Este esfuerzo es comparable al que se realizó durante el siglo XX, cuando como sociedad decidimos dejar de abordar la pobreza desde la beneficencia para pasar a enfrentarla como una materia que debe ser abordada por el Estado.
Un nuevo pilar de protección social
Con la puesta en marcha del Sistema, nuestro país instaura un nuevo pilar de la protección social y comienza a concebir el cuidado como un derecho frente al cual el Estado tiene una obligación.
Enfrentar responsablemente la crisis de los cuidados es y será uno de los problemas centrales de nuestra época. Por ello, estamos concentrados en poner a disposición la institucionalidad pública al servicio de las familias que lo requieran.
Para este año, la Red Local de Apoyos y Cuidados llegará a 140 comunas e irá acompañada de una ventanilla única de atención municipal que permitirá simplificar la relación del Estado con las personas.
Sumado a ello, antes de que termine el gobierno, inauguraremos 100 Centros Comunitarios de Cuidados a lo largo de Chile, con un programa innovador que pone su foco en el acompañamiento y el cuidado de la salud mental de las personas que cuidan, asegurando que las personas que requieren cuidados también sean atendidas.
Paralelamente, consolidaremos la oferta de servicios y prestaciones de cuidados promoviendo circuitos de atención integral a nivel territorial.
Tras estas acciones está el trabajo coordinado del Ministerio de Desarrollo Social y Familia en conjunto con el Ministerio de Salud, de la Mujer y Equidad de Género, el de Vivienda y Urbanismo y de los gobiernos locales, con quienes hemos iniciado el proceso de arribo territorial.
Un país que cuida y protege
Con la orientación a que el abordaje de los cuidados tenga el sentido de una política de Estado, que trascienda a gobiernos particulares, el Comité Interministerial de Cuidados aprobó en mayo la primera Política Nacional de Apoyos y Cuidados. Esta entrega lineamientos para orientar la respuesta del Estado a los problemas vinculados a los apoyos y cuidados, y se traducirá en un plan de acción con metas específicas coordinadas de manera intersectorial, a lo que se suma el ingreso del Proyecto de Ley que otorgará una institucionalidad que sostenga al Sistema.
Para avanzar en esta senda nos necesitamos a todos y todas. Corregir las injusticias de esta crisis implica llegar a tiempo con los servicios sociales necesarios, y comprender que los cuidados son una tarea de la sociedad.
Se requiere avanzar en corresponsabilidad, incorporando a las comunidades, al sector privado y a los gobiernos locales, que encarnan la cercanía necesaria para transformaciones como ésta.
Solo así podemos abordar este desafío en el que la fragilidad de la vida debe ser enfrentada con la fuerza de un país que cuida y protege. Por Camila, Isabel, Carmen y las miles de mujeres y familias que hoy transitan la soledad y angustia de cuidar sin redes ni apoyo, Chile Cuida.
Francisca Gallegos Jara
Subsecretaria de Servicios Sociales
* Columna publicada en biobiochile.cl
Mientras Camila le cambiaba los pañales a su mamá, afectada por un cáncer, su hijo de 10 años le pedía que le enseñara a hacerlo para cuando ella envejezca o se enferme.
Isabel visita a su papá todos los días, porque después de 20 años de diálisis ha bajado de peso y se siente solo y cansado.
Carmen cuidó a su mamá afectada por un ACV por más de un año mientras atendía a Antonio, su hijo con síndrome de Down.
En nuestro país más de un millón de familias viven realidades como estas. Muchas veces son experiencias repentinas, impensadas e imposibles de prever, haciendo visible la fragilidad de la vida y la necesidad de contar unos con otros para cuidarnos.
Un trabajo no remunerado
En estas circunstancias, las familias chilenas normalmente activan una respuesta inmediata buscando apoyo en familiares, amigos, vecinos. Y cuando las redes no existen, resuelven modificando sus proyectos de vida.
La mayor parte de las veces son las mujeres quienes cargan con esta decisión y las que, al mismo tiempo, se hacen cargo de la persona que requiere cuidados.
Quienes en ese proceso se transforman en personas cuidadoras terminan modificando todos los aspectos de sus vidas para lograr compatibilizar sus vidas personales con las tareas del hogar y las nuevas labores de cuidado.
Esta realidad es muy generalizada y así lo demuestran también los datos. A junio de este año se han identificado 114.228 personas cuidadoras no remuneradas en el Registro Social de Hogares, de las cuales un 87% son mujeres y un 69% tiene entre 18 y 60 años. Un 76% de los hogares con personas cuidadoras está por debajo del 40% más vulnerable del país, mientras que esa cifra a nivel nacional es de 56%.
Chile Cuida, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados
Los cuidados son un problema social de gran magnitud que se deben atender de manera urgente y, por cierto, deben ir acompañados de estrategias para prevenir la dependencia y promover la autonomía de un país que tiene una tasa acelerada de envejecimiento.
Ese es el sentido de Chile Cuida, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados anunciado por el Presidente en la cuenta pública pasada y que ya comienza a implementarse en las comunas del país.
El corazón de Chile Cuida busca que el Estado responda con fuerza, de manera expedita y coordinada a las necesidades y urgencias de las familias. Este esfuerzo es comparable al que se realizó durante el siglo XX, cuando como sociedad decidimos dejar de abordar la pobreza desde la beneficencia para pasar a enfrentarla como una materia que debe ser abordada por el Estado.
Un nuevo pilar de protección social
Con la puesta en marcha del Sistema, nuestro país instaura un nuevo pilar de la protección social y comienza a concebir el cuidado como un derecho frente al cual el Estado tiene una obligación.
Enfrentar responsablemente la crisis de los cuidados es y será uno de los problemas centrales de nuestra época. Por ello, estamos concentrados en poner a disposición la institucionalidad pública al servicio de las familias que lo requieran.
Para este año, la Red Local de Apoyos y Cuidados llegará a 140 comunas e irá acompañada de una ventanilla única de atención municipal que permitirá simplificar la relación del Estado con las personas.
Sumado a ello, antes de que termine el gobierno, inauguraremos 100 Centros Comunitarios de Cuidados a lo largo de Chile, con un programa innovador que pone su foco en el acompañamiento y el cuidado de la salud mental de las personas que cuidan, asegurando que las personas que requieren cuidados también sean atendidas.
Paralelamente, consolidaremos la oferta de servicios y prestaciones de cuidados promoviendo circuitos de atención integral a nivel territorial.
Tras estas acciones está el trabajo coordinado del Ministerio de Desarrollo Social y Familia en conjunto con el Ministerio de Salud, de la Mujer y Equidad de Género, el de Vivienda y Urbanismo y de los gobiernos locales, con quienes hemos iniciado el proceso de arribo territorial.
Un país que cuida y protege
Con la orientación a que el abordaje de los cuidados tenga el sentido de una política de Estado, que trascienda a gobiernos particulares, el Comité Interministerial de Cuidados aprobó en mayo la primera Política Nacional de Apoyos y Cuidados. Esta entrega lineamientos para orientar la respuesta del Estado a los problemas vinculados a los apoyos y cuidados, y se traducirá en un plan de acción con metas específicas coordinadas de manera intersectorial, a lo que se suma el ingreso del Proyecto de Ley que otorgará una institucionalidad que sostenga al Sistema.
Para avanzar en esta senda nos necesitamos a todos y todas. Corregir las injusticias de esta crisis implica llegar a tiempo con los servicios sociales necesarios, y comprender que los cuidados son una tarea de la sociedad.
Se requiere avanzar en corresponsabilidad, incorporando a las comunidades, al sector privado y a los gobiernos locales, que encarnan la cercanía necesaria para transformaciones como ésta.
Solo así podemos abordar este desafío en el que la fragilidad de la vida debe ser enfrentada con la fuerza de un país que cuida y protege. Por Camila, Isabel, Carmen y las miles de mujeres y familias que hoy transitan la soledad y angustia de cuidar sin redes ni apoyo, Chile Cuida.
Francisca Gallegos Jara
Subsecretaria de Servicios Sociales
* Columna publicada en biobiochile.cl