“Estoy muy feliz, muy contenta con todo lo que me ha entregado el Programa”

“Estoy muy feliz, muy contenta con todo lo que me ha entregado el Programa”

Sonriente y entusiasta nos recibe Margarita López (77) en su departamento ubicado en el primer piso, situado en la comuna de Talagante. Margarita es cuidadora de Patricia Riquelme (47), su hija. Cinco años de cuidados que no han minado la actitud positiva y enérgica de una madre por su hija. Resultado de un accidente cerebrovascular (ACV), Patricia, una mujer con una vida familiar, con hijos y nietos, quedó postrada.

“Cuando he necesitado ayuda ellas (Asistentes de Cuidados) vienen a verme, me preguntan qué necesito. Es y ha sido un súper apoyo para mí. Son varios años que llevo con mi hija en cama, ella no se puede levantar, come por sonda. Estoy muy feliz, contenta con lo que me ha entregado el Programa”, expresa Margarita.

Patricia tiene dos hijos y dos nietos. Ellos la visitan a menudo e incluso juegan subiéndose al catre clínico donde yace a diario. Patricia disfruta mucho las visitas de sus familiares. Así como también, de ver programas de mejoras de viviendas y de temáticas de salud. Antes del ACV, Patricia era secretaria en un centro de salud.

Margarita es modista. Nos cuenta que hasta el ACV de su hija se dedicaba activamente a la costura. Hoy, retoma un trabajo que la apasiona. Nos muestra un vestido de novia que está confeccionando. Alterna sus labores de cuidados con la profesión de su vida.

“Volví a trabajar de nuevo. Eso implica correr para allá, ir para acá todo el día. Esto más que un emprendimiento es un trabajo que he hecho toda la vida. Desde cuando tenía 20 años. Tengo mis clientas y, a diario ocupo algunos minutos que me quedan libres para la confección”, comenta emocionada Margarita.

Margarita y Patricia son beneficiarias del Programa Red Local de Apoyos y Cuidados desde 2017. Han recibido mejoras en la vivienda (rampa de acceso movible), insumos de cuidados y atenciones de podólogo, médico general, terapeuta ocupacional y kinesiólogo. Esta última prestación le ha permitido a Patricia mover su cuello. Ella –antes de retirarnos—nos despide con un ataque de risas. La alegría y energía de esta madre y su hija contagian de optimismo.

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